Agarrado a las cuerdas de gritos, Las que se anudan al arnés de mis susurros, Me alzo.
Trepo por tus recuerdos de azúcar Y te voy construyendo, Te imagino, Te invento a partir de las partículas más elementales, Las que todavía no saben morir, Las que dan lugar a tus átomos, de otoño, Que forman aquellas moléculas, rosas… Que dan lugar a células, profundas… Que hacen posible tu tejido, deseo… Que dan vida a tus labios, tuyos… Que redactan tu sonrisa entre la rima Consonante, De tus ojos, Con los míos.
Y a veces, Cuando llega la hora del desatino, Las rimas se confunden, Mis consonantes se vuelven ceguera, Me desplomo, me bajo, Colgado.
Los gritos de la cuerda me queman los dedos, Me los mojo con la sal de tus lágrimas Y entonces, Sólo entonces, Me tapo los oídos Para hacerme invisible.
Empiezo a entender por qué no todo el mundo tiene ganas de ayudar, cada uno estará movido por sus razones tan egoistas como las mías, asi que queda retirado el texto anterior hasta nuevo aviso.
Lo que sigo sin entender es que algunos-casi-todos no sean conscientes de la chapucería que nos rodea. Todos los que no lo son, son parte de la chapuza. Telefono de aludidos:
Definición (concreta) de chapuza: Cosa, objeto u homo tipicus que se queda en casa y no investiga para por lo menos llegar a la conclusión de que no hay conclusiones.
Todavía es inderterminado hasta que punto me he vuelto determinista, por el momento no me resigno, en todo caso me asigno la misión determinada de salir pronto de esta indeterminación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario